Novios con superpoderes

Después de un perfecto aterrizaje, Lois soltó su cuello y puso los pies sobre el suelo. Él, alto, fuerte y de proporciones armónicas, era tan apuesto como se intuía en televisión. Lo único que se le podía reprochar era un cuestionable gusto para la moda, pero yo no soy quien para juzgar la vestimenta de alguien que ha salvado millones de vidas y que vuela a una velocidad superior a la de la luz. Así que, harta de que Lois siempre presumiera de lo maravilloso que era salir con un superhéroe, cerré los ojos, fruncí los labios y, tras emitir un sonoro beso al aire, decidí que había llegado la hora de presentarles a mi nueva pareja: el hombre invisible.