Días de lluvia

La lluvia había sorprendido a Ana en multitud de ocasiones, pero nunca antes había visto caer del cielo a hombres, mujeres y niños. Así que, sorprendida por el fenómeno y temerosa de que alguien se le cayera encima y le abriera la cabeza, decidió encerrarse en casa.

Solo cuando la lluvia cesó, ella se atrevió a salir al jardín, donde se encontró con un hombre dormitando en el suelo. Ana, imaginando que debía estar hambriento, le invitó a merendar y, más tarde, también a cenar. Tiempo después, y ya convertidos en marido y mujer, Ana siempre explica que, un día, el amor le llovió del cielo.

Al final del túnel

El suelo tembló bajo sus pies y, en apenas unos segundos, él quedó sepultado. Envuelto en una oscuridad infinita, pero empujado por su instinto de supervivencia, logró salir de entre los escombros y empezó a caminar por lo que parecía un improvisado túnel con una luz al fondo. Estaba tan ansioso por escapar de allí que avanzó con gran premura durante unos instantes, hasta que un pensamiento le detuvo, helando su sangre: estaba yendo hacia la luz, como aquellos que van a morir. Presa del pánico, y queriendo huir de su trágico destino, decidió deshacer el camino, alejándose definitivamente de su única salida al exterior.

Metamorfosis modernas

Esa mañana, tras despertar de un aterrador sueño, Gregor tuvo una extraña intuición que le hizo creer que, al igual que había sucedido con uno de sus antepasados, él también había mutado en un asqueroso insecto. Aterrado por la idea, abandonó la cama de un brinco y, sudoroso y agitado, se plantó ante el espejo, que le devolvió su imagen de siempre. Con la respiración aún entrecortada, pero aliviado por no haber corrido tan fatal suerte, Gregor se vistió para el que sería su primer día como empleado de aquel banco, dejando sobre la cama su raído pijama y sus viejos principios.

Tiempos difíciles

-A ver, según su curriculum habla usted varios idiomas. ¿Es eso correcto?
-Sí. De hecho, domino todos los idiomas de la Tierra a nivel nativo y también me defiendo bastante bien con el resto de lenguajes de la galaxia.
-Bien. Porque buscamos a alguien políglota. Dígame, ¿sabe usted volar?
-Sí, y soy bastante rápido. Si me lo propongo, puedo hacerlo a más velocidad que la luz.
-No está mal… ¿Algún súper poder más?
-También tengo súper fuerza, visión de rayos X, visión telescópica y visión térmica. Ah, y soy invulnerable a las balas.
-Interesante… ¿Posee sentido arácnido?
-Pues no. Eso no…
-Vaya… Pero imagino que lanzará rayos energéticos, ¿no?
-Tampoco. Pero he salvado millones de vidas y tengo una dilatada experiencia como periodista. Además, soy muy trabajador y competente. Si me contrata no se arrepentirá.
-Mire, le seré sincero, aunque no cumple con todos los requisitos, me transmite confianza y entusiasmo. Le daré una oportunidad.
-Muchísimas gracias. Prometo que no le defraudaré ¿Cuándo empiezo?
-Mañana a las ocho. Y recuerde: el café lo tomo con leche y dos cucharadas de azúcar y los documentos que tiene que fotocopiar los encontrará en mi mesa.