Watching the loaves rise #barcelona #breadbakingworkshop #eatwith #catalunya

Una publicación compartida de Gracie (@viiingava) el 19 de Jun de 2016 a la(s) 3:21 PDT

 

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Novios con superpoderes

Después de un perfecto aterrizaje, Lois soltó su cuello y puso los pies sobre el suelo. Él, alto, fuerte y de proporciones armónicas, era tan apuesto como se intuía en televisión. Lo único que se le podía reprochar era un cuestionable gusto para la moda, pero yo no soy quien para juzgar la vestimenta de alguien que ha salvado millones de vidas y que vuela a una velocidad superior a la de la luz. Así que, harta de que Lois siempre presumiera de lo maravilloso que era salir con un superhéroe, cerré los ojos, fruncí los labios y, tras emitir un sonoro beso al aire, decidí que había llegado la hora de presentarles a mi nueva pareja: el hombre invisible.

Días de lluvia

La lluvia había sorprendido a Ana en multitud de ocasiones, pero nunca antes había visto caer del cielo a hombres, mujeres y niños. Así que, sorprendida por el fenómeno y temerosa de que alguien se le cayera encima y le abriera la cabeza, decidió encerrarse en casa.

Solo cuando la lluvia cesó, ella se atrevió a salir al jardín, donde se encontró con un hombre dormitando en el suelo. Ana, imaginando que debía estar hambriento, le invitó a merendar y, más tarde, también a cenar. Tiempo después, y ya convertidos en marido y mujer, Ana siempre explica que, un día, el amor le llovió del cielo.

Al final del túnel

El suelo tembló bajo sus pies y, en apenas unos segundos, él quedó sepultado. Envuelto en una oscuridad infinita, pero empujado por su instinto de supervivencia, logró salir de entre los escombros y empezó a caminar por lo que parecía un improvisado túnel con una luz al fondo. Estaba tan ansioso por escapar de allí que avanzó con gran premura durante unos instantes, hasta que un pensamiento le detuvo, helando su sangre: estaba yendo hacia la luz, como aquellos que van a morir. Presa del pánico, y queriendo huir de su trágico destino, decidió deshacer el camino, alejándose definitivamente de su única salida al exterior.

Metamorfosis modernas

Esa mañana, tras despertar de un aterrador sueño, Gregor tuvo una extraña intuición que le hizo creer que, al igual que había sucedido con uno de sus antepasados, él también había mutado en un asqueroso insecto. Aterrado por la idea, abandonó la cama de un brinco y, sudoroso y agitado, se plantó ante el espejo, que le devolvió su imagen de siempre. Con la respiración aún entrecortada, pero aliviado por no haber corrido tan fatal suerte, Gregor se vistió para el que sería su primer día como empleado de aquel banco, dejando sobre la cama su raído pijama y sus viejos principios.

Tiempos difíciles

-A ver, según su curriculum habla usted varios idiomas. ¿Es eso correcto?
-Sí. De hecho, domino todos los idiomas de la Tierra a nivel nativo y también me defiendo bastante bien con el resto de lenguajes de la galaxia.
-Bien. Porque buscamos a alguien políglota. Dígame, ¿sabe usted volar?
-Sí, y soy bastante rápido. Si me lo propongo, puedo hacerlo a más velocidad que la luz.
-No está mal… ¿Algún súper poder más?
-También tengo súper fuerza, visión de rayos X, visión telescópica y visión térmica. Ah, y soy invulnerable a las balas.
-Interesante… ¿Posee sentido arácnido?
-Pues no. Eso no…
-Vaya… Pero imagino que lanzará rayos energéticos, ¿no?
-Tampoco. Pero he salvado millones de vidas y tengo una dilatada experiencia como periodista. Además, soy muy trabajador y competente. Si me contrata no se arrepentirá.
-Mire, le seré sincero, aunque no cumple con todos los requisitos, me transmite confianza y entusiasmo. Le daré una oportunidad.
-Muchísimas gracias. Prometo que no le defraudaré ¿Cuándo empiezo?
-Mañana a las ocho. Y recuerde: el café lo tomo con leche y dos cucharadas de azúcar y los documentos que tiene que fotocopiar los encontrará en mi mesa.

Al final del túnel

El suelo tembló bajo sus pies y, en apenas unos segundos, él quedó sepultado. Envuelto en una oscuridad infinita, pero empujado por su instinto de supervivencia, logró salir de entre los escombros y empezó a caminar por lo que parecía un improvisado túnel con una luz al fondo. Estaba tan ansioso por escapar de allí que avanzó con gran premura durante unos instantes, hasta que un pensamiento le detuvo, helando su sangre: estaba yendo hacia la luz, como aquellos que van a morir. Presa del pánico, y queriendo huir de su trágico destino, decidió deshacer el camino, alejándose definitivamente de su única salida al exterior.

Amor de madre

Lleva horas durmiendo en su cunita como un ángel. Eso es lo que les diré cuando pregunten por mi pequeñín, aunque si atisbo cierta desconfianza, les invitaré a entrar en la habitación,  donde descansa abrazado a su peluche.

Como cualquier madre, he intentado que sea bueno, pero hoy ha vuelto a hacer algo feo. Lo sé porque, hace apenas un rato, ha aparecido con su ropita empapada en sangre y una sonrisa de satisfacción en su rostro. Pero si ya es duro descubrir que has engendrado a un monstruo, peor es que te separen de un hijo. Por eso pronto debo enseñarle a ser más cuidadoso en sus crímenes.

¡Danos un respiro!

“A ver si consigue así que papá no haga más el indio”, pensó Hugo al ver cómo su hermana condimentaba la comida. Y es que, desde que su madre murió, su padre había perdido completamente el juicio. Sin ir más lejos, esa misma mañana había estado asustando a unos niños del barrio y, por la tarde, ya había manifestado su intención de secuestrar al perro del vecino. La situación se había vuelto tan insoportable que sus hijos, agotados, ya no sabían qué hacer con él. Por suerte, aún les quedaban algunas pastillas. Eso sí, Hugo le tuvo que recordar a su hermana que nunca más de tres. No después de lo que pasó con mamá.